Ahora que estamos en invierno y con una importante etapa de brotes virales, es crucial comprender las diferencias entre enfermedades comunes como la gripe y el COVID, dos de las enfermedades más habituales en las últimas semanas.
También está siendo muy frecuente el famoso constipado o resfriado común, pero este es más fácil de diferenciar ya que la característica principal que distingue esta enfermedad de las otras dos es la ausencia de fiebre y fatiga muscular intensa.
A pesar de compartir síntomas similares, el COVID y la gripe tienen características distintivas que permiten su diferenciación. En este artículo hablaremos de sus diferencias principales para que aprendas a distinguirlos.
¿Es gripe o es COVID?
La gripe estacional, causada por los virus de la influenza A y B, y el COVID-19, provocado por el coronavirus SARS-CoV-2, comparten síntomas primarios como fiebre, tos, fatiga y dolores corporales.
La gripe y el COVID-19 también se contagian de manera parecida. Se transmiten mediante pequeñas partículas que se expulsan de la nariz y la boca al estornudar, toser, cantar o hablar, lo que aumenta la posibilidad de infectar a las personas que se encuentran cerca. Es posible que las personas infectadas no tengan síntomas, pero aun así pueden transmitir cualquiera de los dos virus.
Sin embargo, existen diferencias cruciales que pueden ayudar a discernir entre ambas enfermedades. Una distinción notable radica en la velocidad y la forma en que se desarrollan los síntomas.
La gripe suele manifestarse rápidamente, a menudo dentro de un período corto de uno a cuatro días después de la exposición al virus. Por otro lado, el COVID tiende a tener un inicio más lento, con síntomas que pueden aparecer entre dos y catorce días después de la exposición.
Un marcador característico del COVID, poco común en la gripe estacional, es la pérdida del gusto y el olfato. Esta pérdida sensorial, conocida como anosmia y ageusia, puede ser un indicador revelador de la presencia del coronavirus. Si bien la gripe puede provocar congestión nasal y pérdida temporal del olfato, la pérdida completa del gusto y el olfato se observa con mayor frecuencia en estos pacientes.
Además, las gripes suelen presentar fiebre, pero mayoritariamente se acompañan de dolor de garganta, de cabeza y dolores musculares, mientras los síntomas más frecuentes del coronavirus son fiebre, tos y dificultad respiratoria, además de las alteraciones del gusto y el olfato. Aunque estos sean los cuadros más frecuentes en el coronavirus también pueden aparecer en las gripes, por lo que no siempre hay que fiarse únicamente por los síntomas.
La gravedad y la duración de los síntomas también pueden diferir entre ambas enfermedades. Mientras que la gripe suele causar una enfermedad aguda, con síntomas que generalmente mejoran en una o dos semanas como mucho, el COVID puede variar en su severidad, desde casos asintomáticos hasta formas graves que requieren hospitalización. Se han documentado muchos casos de dolor persistente, donde los síntomas pueden persistir durante largos periodos de tiempo.
Ante la presencia de síntomas, buscar atención médica y someterse a pruebas específicas es fundamental para obtener un diagnóstico correcto y recibir el tratamiento adecuado para cada tipo de virus.
Consejos y recomendaciones desde la fisioterapia para la gripe y el covid
A pesar de que la prevención es difícil, ya que son dos enfermedades que se transmiten por contagio, la fisioterapia puede ayudar a disminuir las probabilidades de contagiarse y evitar complicaciones en el caso de hacerlo.
Durante estas enfermedades, es importante mantener, en la medida de lo posible, la movilidad pulmonar para prevenir complicaciones respiratorias. ¿Y cómo podemos hacer esto? La fisioterapia respiratoria, a través de los ejercicios de respiración profunda puede ayudar a mantener los pulmones lo más liberados posible, prevenir la acumulación de secreciones, además de aliviar la congestión y mejorar la función pulmonar.
Además, la movilización temprana, incluso en reposo en cama, puede evitar la rigidez muscular y la pérdida de fuerza. Cuando estamos con gripe o COVID no nos apetece, y tampoco es necesario, hacer ejercicio, pero es recomendable hacer pequeños movimientos de distintas zonas del cuerpo en cama cada cierto tiempo e intentar caminar un poco. Esto es porque cuando pasamos por una enfermedad de este tipo estamos demasiadas horas completamente tumbados en cama, y hacer pequeños movimientos, por muy leves que sean, puede ayudar a sentirnos mejor y prevenir dolencias musculares derivadas del sedentarismo.
En cuanto a la prevención, la fisioterapia puede desempeñar un papel importante en la promoción de la salud respiratoria. Ejercicios respiratorios regulares enfocados en fortalecer los músculos respiratorios pueden mejorar la capacidad pulmonar y la resistencia, lo que puede ayudar a reducir la gravedad de los síntomas en caso de contraer la gripe o el COVID.
Además, mantener un estilo de vida activo, con ejercicios moderados y regulares, puede fortalecer el sistema inmunológico y reducir el riesgo de contraer enfermedades infecciosas.
La fisioterapia también se centra en la educación del paciente sobre técnicas de higiene, como el lavado frecuente de manos, el uso adecuado de mascarillas y el distanciamiento social, todos fundamentales para prevenir la propagación de enfermedades virales.
Estar al tanto de estas distinciones entre ambas enfermedades puede ser fundamental para buscar atención médica oportuna, implementar medidas de prevención adecuadas y recibir el tratamiento necesario. En tiempos de pandemia, la comprensión de las diferencias entre estas enfermedades es esencial para proteger la salud personal y colectiva.
BIBLIOGRAFÍA:
Autora: Paula del Toro (Fisioterapeuta).
