La asociación internacional para el estudio del dolor define el dolor como:

“El dolor es una experiencia desagradable asociada a daño real o potencial, con componentes sensoriales, emocionales, cognitivos y sociales” – IASP (2016)

Ya en esta primera definición vemos que el dolor en una zona del cuerpo es algo más de lo que nos ocurre en dicha zona. Y que factores emocionales, cognitivos y sociales juegan un papel importante en esta experiencia. Esto no quiere decir que el dolor sea “psicológico” o “imaginado”, TODO DOLOR ES REAL, simplemente hay casos en los que los factores sensoriales son los que más influyen y en otros casos pueden ser los factores emocionales, sociales, cognitivos….

Pero… y el dolor ¿crónico?

Existen diversas definiciones y los investigadores las revisan de manera periódica, pero una de las definiciones podría ser esta:

“Aquel que presenta un carácter intenso, que se mantiene en el tiempo, alterando la vida del individuo, que deja de tener una función protectora y que, por el contrario, deteriora la salud y las capacidades funcionales, convirtiéndose en fuente de sufrimiento y de discapacidad” – Chapman y Nakamura-

Como vemos, el dolor crónico … o mejor dicho, PERSISTENTE, va más allá de la posible zona lesionada, es un sistema de alarma descontrolado, que ha perdido su función de protección y que afecta a todas las esferas de nuestra vida.