Rizartrosis, ¿por qué me duele el pulgar?

¿Sufres dolor en la base del pulgar?

Una de las posibles causas suele ser la rizartrosis, una forma específica de artrosis. Esta condición afecta la articulación que une el pulgar a la muñeca, impactando en la fuerza de agarre y la precisión de movimientos.

En este artículo, hablaremos del dolor en la base del pulgar por rizartrosis, sus síntomas y cómo la fisioterapia te ayuda a recuperar la función de tu mano.

¿Qué es la rizartrosis o artrosis del pulgar y cuáles son sus síntomas?

La rizartrosis es una patología que afecta las articulaciones de la base del pulgar y se caracteriza por el desgaste del cartílago articular de dicha articulación, que une el pulgar a la muñeca.

Uno de los signos más prominentes de la rizartrosis es el dolor o las molestias en la base del pulgar, que pueden aumentar con el uso de la mano. La rigidez y la inflamación también es común, especialmente por la mañana o después de periodos de inactividad. Estas limitaciones generan molestias y pérdida de la funcionalidad de la mano, pudiendo afectar de manera significativa a la calidad de vida de quienes experimentan esta patología.

También suele restringir la capacidad de movimiento del pulgar y la mano en actividades simples, como agarrar objetos pequeños o realizar movimientos precisos, que pueden volverse difíciles debido a la limitación articular. 

Las molestias suelen aumentar con el movimiento o la carga sobre la articulación, al realizar actividades como agarrar objetos con fuerza, pellizcar o hacer el gesto de la pinza (unión entre el pulgar y el segundo y tercer dedo), girar la muñeca o realizar movimientos repetitivos con el pulgar. Además, se puede dar una deformidad de la articulación con hinchazón en la base del pulgar.

La combinación de dolor, rigidez y limitación de movimientos puede afectar a las tareas cotidianas del día a día, y la participación en actividades recreativas o laborales puede verse comprometida. 

¿Cuales son las causas de la rizartrosis?

La rizartrosis, como la gran mayoría de condiciones articulares, tiene causas multifactoriales que van más allá de la simple consecuencia de la edad. Las principales razones detrás de la aparición de esta patología son:

  • Factores genéticos: La predisposición genética es un factor importante. Aquellos con antecedentes familiares de esta afección pueden tener una mayor propensión a desarrollarla, aunque la interacción entre los genes y los factores ambientales también influye.
  • Sexo: las mujeres son más propensas que los hombres.
  • Desgaste articular y envejecimiento: El proceso natural de envejecimiento conlleva al desgaste gradual de las articulaciones, que en este caso afecta a la articulación trapezometacarpiana, contribuyendo al deterioro del cartílago.
  • Lesiones previas en la articulación: algunas como esguinces o fracturas en la zona del pulgar, pueden aumentar el riesgo, debido a que la alteración estructural resultante de lesiones pasadas puede desencadenar cambios degenerativos en la articulación con el tiempo.
  • Presencia de otras enfermedades, como la artritis reumatoide o la osteoporosis.
  • Actividad laboral o deportiva: movimientos repetitivos con el pulgar aumentan el riesgo.

Tratamiento de la rizartrosis

El tratamiento de la rizartrosis abarca diversas estrategias que buscan aliviar el dolor, mejorar la funcionalidad y frenar la progresión de la enfermedad.

En algunos casos se utilizan analgésicos y antiinflamatorios no esteroides (AINEs) para controlar el dolor y reducir la inflamación en la articulación afectada con el fin de proporcionar alivio temporal de los síntomas. 

La fisioterapia es clave en el manejo de la rizartrosis, con el fin de mejorar la funcionalidad y aliviar el dolor. Algunos de las estrategias que se usan en fisioterapia son:

  • Ejercicios específicos para mejorar la movilidad y la fuerza: Los ejercicios diseñados para incrementar la movilidad y la fuerza de la articulación trapezometacarpiana tienen como objetivo restaurar rangos de movimiento naturales y devolver la funcionalidad a la articulación. También es fundamental trabajar la fuerza de la mano y de todo el miembro superior, exponiendo a la zona dolorida a la carga gradual y a movimientos y actividades cotidianos del día a día, como agarrar objetos pequeños o realizar movimientos precisos.
  • Terapia manual para aliviar el dolor y mejorar la función: Esto incluye técnicas de masoterapia y movilización articular, se centra en reducir la rigidez y aliviar el dolor asociado con la rizartrosis. Además, estas técnicas buscan mejorar la circulación sanguínea en la zona afectada, facilitando la recuperación de la articulación. El propósito fundamental es proporcionar alivio inmediato y sostenible, al tiempo que se promueve una mayor funcionalidad y amplitud de movimiento.
  • Uso de órtesis y adaptaciones para la vida diaria: Las órtesis y adaptaciones ergonómicas son herramientas estratégicas para reducir la tensión en la articulación afectada. Al proporcionar soporte adicional y facilitar posturas que minimizan el estrés, estas medidas buscan no solo aliviar el dolor, sino también permitir que el paciente lleve a cabo sus actividades diarias con mayor comodidad. La finalidad última es mejorar la calidad de vida, permitiendo a los pacientes participar plenamente en sus rutinas sin experimentar molestias innecesarias. Se podría utilizar el ajuste de un dispositivo de agarre ergonómico para disminuir la tensión en la articulación durante tareas cotidianas.

En conclusión, la intervención por parte de los fisioterapeutas es muy relevante en el manejo de la rizartrosis. Siendo imprescindible un enfoque integral donde trabajen en conjunto médicos y fisioterapeutas, que trabajarán sobre todo con estrategias de educación terapéutica, ejercicio y terapia manual, pudiendo usar de forma puntual órtesis de forma complementaria. Todo ello no solo alivia los síntomas, sino que también mejoran la funcionalidad y la calidad de vida de quienes padecen rizartrosis. 

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Autora: Paula del Toro (Fisioterapeuta)

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