El linfedema secundario puede deberse a un antecedente traumático, infecciones, neoplasias, daño por radiación o intervenciones quirúrgicas, especialmente aquellas que incluyen linfadenectomías. Este último contexto clínico es en el que se va a centrar la información de este artículo, aunque puede ser extrapolable a cualquier de los otros contextos mencionados.
El cáncer de mama es la forma más común de linfedema, ya que la disección de los nódulos linfáticos y su consiguiente radioterapia contribuyen a elevar ampliamente el riesgo de padecerlo, aunque desde la medicina cada vez se optan por técnicas más conservadoras que disminuyen dicho riesgo. Aparte del cáncer de mama, el linfedema también está asociado al tratamiento médico del sarcoma, cánceres ginecológicos y melanomas malignos.
Pero ahora la pregunta es…¿qué es esto del “linfedema”? ¿Por qué pasa? ¿Qué se puede hacer para prevenirlo o tratarlo? ¡Sigue leyendo para descubrirlo! No obstante, ten en cuenta que en este artículo se exponen pautas generales, pero el tratamiento siempre debe ser individualizado y adaptado según el caso clínico.
¿Qué es el sistema linfático? ¿Y el linfedema?
El sistema linfático es un conjunto de órganos y estructuras que generan glóbulos blancos y los transportan por todo el cuerpo a través de los vasos linfáticos, siendo su función inmunitaria y de depuración junto con el sistema venoso. Cuando esos vasos linfáticos se juntan y/o se ensanchan forman los ganglios linfáticos. Dentro de estos vasos y ganglios encontramos la linfa, que es un líquido blanquecino que transporta los glóbulos blancos.

Imagen de CIM Formación
Los ganglios son los que se ven afectados cuando hay una cirugía oncológica ya que suelen extirparlos, impidiendo entonces que realicen su función de filtración de la linfa. El linfedema se produce cuando hay un acúmulo de dicha linfa en algún lugar del sistema linfático y esto ocurre debido a una alteración en su funcionamiento, normalmente por esta extirpación de uno o varios ganglios en una cirugía oncológica o por daño en alguna estructura linfática.
Este linfedema se dará con mayor o menor probabilidad en función del daño a la estructura y la adaptación del sistema linfático a esa alteración, y aparecerá en un lugar u otro dependiendo del grupo de ganglios que haya sido extirpado. A continuación en las imágenes puedes ver representaciones gráficas del linfedema en brazo y pierna de menor a mayor gravedad.


Principales síntomas del linfedema
Independientemente de los síntomas que se manifiesten, todos ellos generan una disminución en la calidad de vida, por lo que el tratamiento de fisioterapia ayudará a que sea lo menos impactante posible. La fisioterapia también juega un papel importante en la prevención de estos síntomas, a través de la educación terapéutica a los pacientes oncológicos.
| Pesadez o cansancio en la zona afectada | Es de los primeros síntomas, mucho antes que un aumento de volumen visible o dolor. No obstante, solo sentir esto no implica directamente estar desarrollando un linfedema. |
| Sensación de hinchazón | Es un aumento de volumen en comparación con el otro lado del cuerpo. No siempre tiene que ser un aumento exagerado, por ejemplo puede ser simplemente notar que en los nudillos o el tobillo hay menos arrugas en el lado afectado en comparación con el otro. |
| Dificultad para mover el brazo | Este síntoma es derivado de ese acúmulo de linfa, el aumento de volumen y/o la sensación de pesadez/cansancio, que impide un movimiento normal. |
| Rigidez o endurecimiento de la piel | Al existir un acúmulo interno de linfa, la piel comienza a estirarse y puede verse un poco más roja, más tirante y/o brillante, sin las arrugas naturales de la piel. |
| Dolor y otras sensaciones | Es de los últimos síntomas que suele presentar el linfedema, ya que el linfedema como patología clínica no genera dolor, si no que todas las limitaciones mencionadas anteriormente acaban generando un cuadro de dolor. |
Tiempo de aparición del linfedema y medidas de prevención
No hay suficiente evidencia que respalde el tiempo en el que puede aparecer un linfedema tras la afectación del sistema linfático. Hay ocasiones en las que se desarrolla en una fase temprana (siendo esto lo más probable) y otras veces se desarrolla habiendo pasado unos meses o incluso años.
Es por ello que la prevención de la aparición del linfedema juega un papel muy importante dentro del proceso oncológico y cuyas medidas incluyen:
| Cuidado de la piel | Se debe mantener la integridad de la piel para prevenir que se produzca una herida, ya que el sistema linfático participa en el sistema inmune ante estas alteraciones. Para ello, hay que usar crema hidratante, protegerse de picaduras, arañazos o mordeduras, utilizar guantes para tareas domésticas, usar maquinilla eléctrica para depilación en vez de cera o cuchilla, etc. Evitar temperaturas extremas, ni de calor ni de frío, y protegerse del sol para evitar quemaduras.Evitar presiones excesivas en el miembro afectado, para evitar dificultar el retorno del sistema linfático: evitar joyas o ropa apretadas en pierna o brazo, no tomar la tensión arterial en el brazo afecto, no cargar bolsos pesados de ese brazo, etc. |
| Identificación de complicaciones | Si se produce una infección en la piel y no se trata, se pueden generar diversas complicaciones cuyas manifestaciones son: cambios en la piel, tales como edema (acumulación de líquido), endurecimiento de esa zona, enrojecimiento… Si ocurre esto se debe acudir al médico para descartar o confirmar una infección y dar un tratamiento con antibiótico. |
| Cuidados en la alimentación | Mantener un peso ideal, ya que el sobrepeso o la obesidad son factores de riesgo para desarrollar un linfedema.Llevar una dieta equilibrada, saludable, variada y con aportación de energía suficiente en función de nuestras necesidades y ejercicio. Se debe acudir a un nutricionista especializado si existen dudas. |
Lo más importante es la detección precoz por lo que si se notan síntomas nuevos que antes no estaban, sobre todo cambio de coloración, aumento de volumen o dolor, se debe acudir al médico o a urgencias para descartar una patología grave como infecciones o trombosis.
Si la propia persona conoce el factor desencadenante de sus síntomas (por ejemplo, una picadura de un mosquito) debe comentárselo al médico, además de si nota alguno de estos otros síntomas: fiebre, malestar general o fatiga.
Tratamiento del linfedema desde la fisioterapia
Cuando uno mismo se haya detectado la aparición del linfedema, es importante primero acudir al médico si existen alguno de los síntomas que ya se han mencionado y después acudir a un fisioterapeuta especializado para tratarlo.
El tratamiento del linfedema, una vez se haya confirmado, se basará en dos fases:
| Fase de ataque | Se realizará durante varias semanas, la mayoría de días consecutivos a la semana que se pueda. La evidencia científica recomienda 15 sesiones distribuidas en 3 semanas consecutivas, de lunes a viernes descansando el fin de semana. Se ha visto que alargar esta fase no reduce más el linfedema. Se realiza lo siguiente: Drenaje linfático manual: es un masaje suave específico que ayuda al líquido acumulado a que se mueva hacia los ganglios linfáticos, estimulando al sistema linfático para que haga lo que, por su afectación, es incapaz de hacer de forma competente. Medidas de contención-compresión: justo después del drenaje, se pone un vendaje (normalmente de doble capa) para mantener y contener durante el resto del día esa reducción de volumen conseguida con el drenaje, además de que el propio vendaje genera presiones que ayudan al sistema linfático a seguir drenando. |
| Fase de mantenimiento | Se recomienda una medida de compresión como una media, que en principio será estable en el tiempo y diaria, y es importante ponérsela sobre todo cuando se haga ejercicio (caminar, ejercicio de fortalecimiento, etc.). La media deberá cambiarse de tamaño si el linfedema cambia de volumen con el tiempo o si la media se estira. |
Ejercicio terapéutico como prevención y tratamiento del linfedema
Normalmente, desde las unidades oncológicas siempre se ha contraindicado cargar más de 2 kg de peso para evitar un linfedema, pero esta pauta se aleja de lo que se debe recetar en realidad: el ejercicio terapéutico es determinante y necesario en fases de ataque y mantenimiento y también como método de prevención.
El riesgo no está en el hecho en sí de cargar un peso, si no en coger un peso excesivo que tu sistema neuromusculoesquelético no soporte. Esto puede provocar una lesión y que durante la resolución de esa inflamación tu sistema inmune, alterado por la cirugía, no sea capaz de drenar correctamente, acumulándose linfa y generando un linfedema.
Por lo tanto, el linfedema no se produce por el hecho de coger peso, si no por el hecho de coger un peso que te provoque una lesión, así que lo que debe pautarse para su prevención es llevar una vida activa, evitando la inmovilización del brazo o de la pierna afectada, y realizar ejercicio específico para ganar fuerza y que así estar expuesto a una carga de peso no sea un factor de riesgo. Asimismo, es importante tener en cuenta que se puede tener una lesión y que no se desarrolle un linfedema y también puede no haber una lesión y tener linfedema.
Por último, os recordamos que todo lo aquí expuesto son pautas generales y que el tratamiento debe ser individualizado y adaptado según el caso clínico, fomentando siempre la educación y el autocuidado del paciente. ¡Llama y acude a cualquiera de nuestras clínicas para conseguir un tratamiento especializado para tu caso!
Bibliografía
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Autora: Estela Torralba de Lago. Fisioterapeuta especializada en Procesos de Salud de la Mujer y Salud Pélvica. CPFCM nº col. 17041