En los últimos años, técnicas como la punción seca se han consolidado como herramientas clave dentro del tratamiento fisioterapéutico para el dolor muscular y articular. Especialmente en grandes ciudades como Madrid, donde el ritmo de vida y las posturas prolongadas frente al ordenador contribuyen al desarrollo de contracturas y sobrecargas musculares, contar con abordajes eficaces y rápidos se vuelve esencial.
La punción seca, así como su versión avanzada mediante electropunción, permite al fisioterapeuta actuar de forma precisa sobre el origen del dolor, ofreciendo resultados notables desde las primeras sesiones.
En este artículo te explicamos en qué consiste esta técnica, cómo se diferencia de otras intervenciones fisioterapéuticas y cuándo puede ayudarte.

¿Qué es la punción seca?
El dolor muscular es una de las causas más frecuentes de consulta en fisioterapia. Ya sea por posturas mantenidas, sobrecarga física, estrés o lesiones deportivas, la aparición de tensiones musculares o molestias localizadas puede afectar seriamente a nuestra calidad de vida y rendimiento.
La punción seca es una técnica de fisioterapia invasiva que consiste en la inserción de agujas sólidas, muy finas y estériles, en el tejido muscular, concretamente sobre los llamados puntos gatillo miofasciales (PGM). Estos puntos son áreas hiperirritables dentro de una banda tensa del músculo, que al ser estimulados pueden generar dolor local o irradiado, limitación funcional, rigidez y otros síntomas neuromusculares.
A diferencia de otros procedimientos como las infiltraciones médicas, en la punción seca no se inyecta ningún medicamento ni sustancia. El efecto terapéutico se logra únicamente por el estímulo mecánico que provoca la aguja al entrar en contacto con el punto gatillo, produciendo su inactivación y liberación.
Su uso está respaldado por la evidencia científica y se ha convertido en una herramienta esencial en el tratamiento del síndrome de dolor miofascial. Aunque la técnica requiere una formación específica por parte del fisioterapeuta, sus resultados son notablemente efectivos en manos expertas y, a menudo, se observan mejoras desde la primera sesión.
¿En qué se distingue la punción seca de la electropunción y de la terapia manual?
En fisioterapia existen múltiples técnicas para abordar el dolor muscular, y muchas veces se combinan según el diagnóstico clínico y la respuesta del paciente. La punción seca puede confundirse con otras intervenciones como la electropunción o la terapia manual, pero cada una tiene características propias.
La electropunción es una variante avanzada de la punción seca en la que, una vez colocadas las agujas sobre los puntos específicos, se aplica una corriente eléctrica de baja frecuencia. Esta corriente se transmite directamente a través de las agujas insertadas, provocando una estimulación más profunda y sostenida del tejido afectado. La electropunción puede ser especialmente útil en casos de dolor crónico, espasticidad o lesiones neuromusculares que requieren un estímulo más prolongado o más intenso que el que permite la punción manual.
Por otro lado, la terapia manual incluye un conjunto de técnicas no invasivas, como masajes, movilizaciones, manipulaciones articulares, estiramientos y presiones profundas. Aunque también puede actuar sobre los puntos gatillo, su mecanismo es diferente. La terapia manual se realiza con las manos del fisioterapeuta, sin agujas ni instrumentos, por lo que no permite actuar de forma tan específica sobre un punto como lo hace la punción seca.

¿Cuáles son los efectos en el cuerpo de la punción?
Los efectos fisiológicos de la punción seca están bien estudiados y se producen tanto a nivel local como sistémico.
A nivel local, la introducción de la aguja en el punto gatillo provoca una respuesta refleja llamada espasmo local, que desencadena una desactivación inmediata del nódulo de tensión muscular. Esto permite una relajación casi instantánea de la zona afectada y mejora la irrigación y oxigenación del tejido muscular, favoreciendo su recuperación.
Además, se produce una disminución del umbral de dolor, una reducción de la rigidez muscular y una normalización del tono. También se ha demostrado que la punción seca estimula la liberación de neurotransmisores y endorfinas, con efecto analgésico general.
En conjunto, estos cambios contribuyen a una mejoría funcional evidente, permitiendo al paciente recuperar movilidad, fuerza y calidad de vida en menos tiempo que con métodos exclusivamente pasivos.
Beneficios e indicaciones de la punción seca
Los beneficios de la punción seca son múltiples, y por eso se ha convertido en una técnica ampliamente utilizada en fisioterapia musculoesquelética. Entre los principales beneficios, destacan:
- Disminución rápida del dolor muscular.
- Liberación de puntos gatillo.
- Mejora de la movilidad articular.
- Reducción de contracturas y tensiones persistentes.
- Aceleración de los tiempos de recuperación.
- Prevención de recaídas en dolores recurrentes.
Las principales indicaciones clínicas para la punción seca incluyen:
- Dolor miofascial de origen muscular derivado de sedentarismo o trabajo de oficina.
- Tensiones o sobrecargas musculares, especialmente si son recientes.
- Lesiones deportivas, como sobrecargas, roturas fibrilares o tendinopatías.
- Dolor cervical, dorsal o lumbar (cervicalgias, lumbalgias, dorsalgias).
- Cefaleas tensionales con origen muscular.
- Fibromialgia (en determinados casos y con seguimiento especializado).
- Rehabilitación postquirúrgica.
Es una técnica aplicable tanto en pacientes jóvenes y deportistas, como en personas mayores con dolor crónico o limitaciones funcionales y su objetivo principal es el alivio del dolor.
Contraindicaciones de la punción seca
Aunque se trata de una técnica segura en manos expertas, la punción seca tiene algunas contraindicaciones que deben ser tenidas en cuenta por el fisioterapeuta antes de su aplicación:
- Miedo excesivo a las agujas o ansiedad que impida la colaboración del paciente.
- Alteraciones en la coagulación o uso de anticoagulantes orales.
- Infecciones o heridas activas en la zona a tratar.
- Embarazo (dependiendo del trimestre y la localización del tratamiento).
- Trastornos neurológicos o vasculares que contraindiquen la técnica invasiva.
- Alergia a los metales (muy raro, dado que las agujas son estériles de acero quirúrgico, pero posible).
En estos casos, el fisioterapeuta valorará otras opciones terapéuticas seguras y eficaces.
¿Qué hay que tener en cuenta tras la punción?
Tras una sesión de punción seca, es habitual que el paciente note dolor o molestia post-punción en la zona tratada. Esta sensación puede durar entre 24 y 48 horas y suele describirse como una especie de “agujetas” o dolor muscular residual. No es un signo de alarma, sino parte del proceso terapéutico normal.
Para minimizar estas molestias, se recomienda:
- Aplicar frío local durante 10-15 minutos varias veces al día en caso de que aparezca este dolor.
- Evitar ejercicios intensos en las primeras 24-48 horas.
- Realizar estiramientos y movimientos de la zona tal y como indique el fisio.
- Mantener una hidratación adecuada.
- Respetar los tiempos de reposo activo y seguir las pautas personalizadas de ejercicio terapéutico.
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Clínica Rozalén