Estas semanas anteriores veíamos qué era el suelo pélvico y los mitos más comunes.
Por lo tanto, es hora de conocer los distintos problemas que puede sufrir el suelo pélvico. De esta forma, tendremos la información básica para:
- Identificarlos en caso de tenerlos.
- Ser conscientes de lo que puede pasar y tratar de evitar al máximo los factores de riesgo.
Disfunciones del suelo pélvico
Estos “problemas” se denominan “disfunciones del suelo pélvico” y aparecen cuando este no cumple con alguna o alguna de sus funciones: continencia urinaria y anal, función sexual, soporte de órganos pélvicos y trabajo en conjunto con zona lumbar, abdominal y diafragmática. Dependiendo de cuál falle aparecerán unas disfunciones u otras.
La incidencia de estas disfunciones varía según los estudios que se analicen, pero debemos tener en cuenta que muchas están infradiagnosticadas, es decir, que no se conoce el impacto real, sino uno menor, ya que quien las sufre no suele pedir ayuda, ya sea por vergüenza, tabúes o desconocimiento.
Esto puede acabar derivando en un empeoramiento de los síntomas, menos probabilidad de mejora y un mayor impacto en la calidad de vida de quien lo padece. Por lo tanto, si algo de lo que vas a leer a continuación coincide con parte de tu situación actual, acude a un profesional especializado cuanto antes para ponerle solución.
1. Incontinencia urinaria y/o anal
La incontinencia, ya sea urinaria o anal, nos indica un fallo en el control y cierre voluntario de los esfínteres, produciéndose entonces pérdidas involuntarias de orina, de gases y/o de heces.
La incontinencia urinaria, ya sea de esfuerzo, urgencia o mixta, es la disfunción del suelo pélvico más frecuente, tanto en hombres como en mujeres. En mujeres adultas se estima entre un 25-45% y en hombres es habitual tras prostatectomías llegando a alcanzar el 40% de prevalencia en algunos estudios.
Por otro lado, la incontinencia fecal tiene una prevalencia mucho menor, siendo este entre el 4 y el 10% en mujeres y en hombres algo menor, entre el 2-7%. Esta disfunción está más asociada a patologías neurológicas, cirugía anorrectal previa o traumatismos directos en el esfínter anal.

2. Prolapso de órganos pélvicos
El prolapso se define como un descenso del sitio anatómicamente correcto de algún órgano (vejiga, útero, recto o intestino delgado) por debilidad de los tejidos que conforman el suelo pélvico (músculos, ligamentos y/o fascia). Por lo tanto, aparece cuando la función de soporte de órganos falla. Tienen diferentes nombres en función del órgano descendido y distintos grados según la magnitud del descenso.
La prevalencia por estudios con imagen es muy variable, entre un 30-60%, pero la prevalencia por síntomas asociados al prolapso (sensación de pesadez o bulto, bulto palpable que se nota/molesta al cambiar de posturas) es mucho menor, no llegando al 6%.
Esto nos evidencia que este es uno de los problemas “silenciosos” del suelo pélvico, ya que no tiene por qué darnos síntomas hasta que la gravedad sea muy alta, pero que desde luego indica una debilidad del suelo pélvico. Cuanto antes se aborde un prolapso para evitar que el descenso sea mayor, más probabilidades habrá de evitar futuros síntomas asociados, además de una posible cirugía y su consecuente recuperación.

3. Disfunciones sexuales
Se definen como la alteración persistente de una o más fases de la respuesta sexual (deseo, excitación, orgasmo o placer sexual) que puede estar vinculada a la disfunción del suelo pélvico por alteraciones musculares, soporte, sensibilidad o coordinación.
Estas disfunciones pueden ser: dolor pélvico, dolor en relaciones sexuales con o sin penetración, dificultad o imposibilidad de alcanzar el orgasmo o tener una erección y la disminución o ausencia de deseo sexual. Todos ellos implican cambios en el tono, control y sensibilidad del suelo pélvico, pero tienen muchos otros factores determinantes a nivel psicológico y emocional.
En mujeres con trastornos del suelo pélvico, se reporta una mayor frecuencia de disfunción sexual (por ejemplo, dolor durante la penetración, menor excitación). En estudios generales, se estimó que 13.3% de los varones y 17.5% de las mujeres cumplían criterios para disfunción sexual clínica, y en otra revisión se estimó que lo sufren un 31% de los hombres y un 41% de las mujeres.

4. Vaciado incompleto de vejiga y/o heces
Nuestro suelo pélvico no solo se encarga de contraerse para evitar pérdidas involuntarias, sino que también ha de relajarse en ciertos momentos, por lo que si esto falla puede aparecer una dificultad de vaciado completo de la orina o de las heces.
La percepción subjetiva de que la vejiga no se vacía por completo tras la micción está vinculada a alteraciones del vaciado: fase de producción de presión por parte de la vejiga, coordinación esfínter-suelo pélvico o disfunción del músculo detrusor/ esfínter. En un estudio poblacional, el 21.4% de los hombres y el 15.5% de las mujeres informaron de la sensación de vaciado incompleto.
La sensación de evacuación incompleta de heces o la necesidad de hacer un pujo excesivo, esfuerzo prolongado, o coordinación ineficaz durante la defecación está relacionada con disfunción del suelo pélvico ya que puede deberse a la incorrecta coordinación musculatura del suelo pélvico o a un prolapso que impida el vaciado incompleto. En una revisión reciente se estima que aproximadamente un 33% de los pacientes con estreñimiento crónico presentan un trastorno de evacuación y en otros estudios varía entre un 22% y un 47.7%.

5. Incorrecta gestión de las presiones intraabdominales
Una gestión ineficaz de las presiones intraabdominales durante las actividades de la vida diaria y la falta de coordinación entre el suelo pélvico, el abdomen y la zona lumbar son factores clave para desarrollar estas disfunciones.
Cuando el suelo pélvico no trabaja en sinergia con el diafragma y la faja abdominal, las presiones internas se redirigen hacia estructuras vulnerables, generando desde incontinencia y prolapso hasta dolor pélvico o disfunción defecatoria.
Factores de riesgo de las disfunciones de suelo pélvico
Existen varios factores de riesgo comunes a la mayoría de las disfunciones del suelo pélvico, aunque luego cada una de ellas tiene sus particularidades, las cuales veremos las próximas semanas. En general, los factores de riesgo son:
- Edad avanzada: la prevalencia de incontinencia urinaria, prolapso y otras PFD aumenta con la edad por cambios degenerativos, disminución de la masa muscular y cambios hormonales.
- Embarazo y número de partos: el parto vaginal, sobre todo partos múltiples o partos instrumentales, es uno de los factores de riesgo más consistentes para incontinencia de esfuerzo y prolapso, debido al estiramiento y posibles lesiones de los tejidos, músculos y nervios del suelo pélvico durante el expulsivo. La cesárea, en cambio, reduce parcialmente el riesgo de algunas disfunciones (como el prolapso o la incontinencia de esfuerzo) en comparación con el parto vaginal, especialmente si es una cesárea programada y no tras un intento de parto vaginal. Sin embargo, no protege completamente ya que el embarazo en sí mismo es un factor de riesgo importante (por los cambios hormonales, el peso uterino, la presión sobre el suelo pélvico, etc.) y no podemos olvidar que la cesárea es una cirugía menor, con sus posibles repercusiones en el cuerpo.
- Obesidad: el exceso de peso aumenta la presión intraabdominal constante, favoreciendo la incontinencia urinaria y el prolapso.
- Tos crónica y tabaquismo: la tos crónica (por tabaquismo o enfermedades respiratorias) aumenta repetidamente la presión intraabdominal y se asocia a mayor riesgo de incontinencia de esfuerzo y prolapso. Además, la inhalación al fumar provoca presión en la vejiga, y las toxinas propias del tabaco provocan un daño directo a los tejidos y la irritación de la vejiga.
- Estreñimiento crónico: el esfuerzo repetido favorece la debilidad y el descenso del suelo pélvico, favoreciendo el prolapso y la incontinencia fecal.
- Enfermedades crónicas y neurológicas: diabetes, neuropatías, esclerosis múltiple, lesiones medulares o cirugía pélvica/abdominal previa predisponen a disfunciones del suelo pélvico (urgencia miccional, vaciado incompleto, incontinencia).
- Factores vasculares y metabólicos: en hombres, la disfunción eréctil se asocia a diabetes, hipertensión y enfermedad vascular, los cuales son factores que también influyen en la función pélvica en general.
- Cirugías pélvicas/abdominales: predisponen a disfunciones de suelo pélvico, tanto de incontinencia o urgencia miccional como de disfunciones sexuales.
- Factores psicosociales: son aspectos emocionales, cognitivos y sociales que pueden influir en la aparición, la percepción y la evolución de los síntomas del suelo pélvico. No necesariamente causan la disfunción por sí solos, pero modulan cómo el cuerpo responde, cómo se percibe el dolor y cómo se mantiene la disfunción en el tiempo. Por lo tanto, el dolor postquirúrgico, trauma psicológico y otros factores psicosociales contribuyen a disfunción sexual en ambos sexos.
Ahora ya conoces que las cifras de disfunciones del suelo pélvico son altas, y teniendo en cuenta que probablemente sean mayores, conocer qué problemas puedes tener y que existen profesionales especializados para atenderlos, te ayudará a identificarlos y a prevenirlos. Además, sus factores de riesgo son modificables en muchos casos, por lo que conocerlos nos ayudará a poder evitarlos y disminuir así las probabilidades de tener una disfunción de suelo pélvico.
En la entrada de hoy hemos hablado de las generalidades de cada disfunción, pero próximamente hablaremos en concreto de cada una de ellas. ¡Así que estate atento a nuestro blog y a nuestros posts de instagram !
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Autora: Estela Torralba de Lago. Fisioterapeuta especializada en Procesos de Salud de la Mujer y Salud Pélvica. CPFCM nº col. 17041