¿Eres de las personas que piensan que el suelo pélvico es solo cosa de mujeres? ¿Qué las pérdidas de orina son normales con los partos o que son parte natural del envejecimiento? ¿O qué siempre es necesario hacer fuerza/empujar con la tripa para defecar o para orinar rápido? ¿O qué el suelo pélvico solo importa tras una operación de próstata o tras el embarazo?
Veremos los siguientes mitos y qué nos dice la evidencia acerca de ello, ya que la mayoría pueden dificultarnos la adquisición de una buena salud pélvica.
Antes de empezar con los mitos, vamos a recordar qué es el suelo pélvico y por qué nos interesa a todos.
Qué es el suelo pélvico y por qué te interesa
Todas las personas, independientemente de su sexo biológico, tenemos suelo pélvico. Es un conjunto de músculos y ligamentos que se encuentran en la parte baja de la pelvis, desde el pubis hasta el coxis, pasando por los isquiones.

El suelo pélvico es como una hamaca que sostiene todas las estructuras que tiene encima, siendo esta una de sus funciones: la sujeción de órganos internos (en la mujer, vejiga, útero y recto; en el hombre vejiga, próstata y recto). ¿Parece que esta función es importante, no? ¡Pues no son las únicas! También se encarga de controlar la orina, las heces y los gases, participar en una correcta función sexual, dar soporte a la zona lumbar, abdominal y pélvica con el fin de equilibrar las presiones intraabdominales que se generan en nuestras actividades del día a día y mantener una postura funcional.
Mito 1: el suelo pélvico es solo tema de mujeres, los hombres no tienen o no es importante para ellos
Como acabamos de explicar, tanto los hombres como las mujeres tienen músculos, ligamentos y tejidos que forman el conjunto llamado “suelo pélvico”, cumpliendo funciones muy importantes en nuestro día a día, por lo que los hombres también tienen suelo pélvico y es igual de importante para ellos cuidar de él.
Por suerte, el suelo pélvico es cada vez más reconocido, sobre todo en mujeres por tener mayores factores de riesgo (por embarazo, parto, menopausia), pero no es exclusivo del sexo femenino, y dicha idea perpetúa la creencia de que los hombres no pueden tener disfunciones relacionadas con ese conjunto muscular, provocando que muchos no busquen ayuda.
De hecho, un estudio poblacional con hombres mostró que de 199 hombres examinados, sólo 21% tenían función muscular completamente normal; muchos de ellos no tenían síntomas, pero tenían disfunción muscular significativa. Esto indica que ausencia de síntomas no equivale a que el suelo pélvico esté “perfecto” y los músculos del suelo pélvico débiles en hombres se asocian con incontinencia urinaria, disfunción eréctil y pérdidas posmiccionales, lo cual podría evitarse si se cuida el suelo pélvico durante toda la vida.
Mito 2: las pérdidas de orina son inevitables con los partos y con la edad
Si bien los partos y la edad son factores de riesgo para el deterioro del suelo pélvico, no todas las personas que tienen partos o envejecen desarrollan incontinencia, pues hay una variabilidad grande estudiada al respecto.
Un estudio grande realizado en Turquía, mostró que la edad y el número de partos incrementa el riesgo, pero no que todas las mujeres lo sufran. Por ejemplo, muchas mujeres nulíparas o con pocos partos tienen pocos o ningún síntoma.
La inevitabilidad de las pérdidas hace creer en una falta de control o capacidad de mejora, lo cual no se apoya completamente en la evidencia, ya que hay intervenciones preventivas y terapéuticas desde la fisioterapia de suelo pélvico que pueden minimizar o evitar las pérdidas.
Mito 3: es necesario hacer fuerza para defecar
Hacer fuerza excesiva (esfuerzo excesivo, pujo fuerte) con regularidad puede dañar el suelo pélvico, aumentar la presión dentro del abdomen de forma repetitiva, provocar hemorroides, fisuras, mala función del esfínter anal, e incluso contribuir a prolapsos en mujeres.
En los estudios epidemiológicos sobre disfunción del suelo pélvico, patologías gastrointestinales como el estreñimiento crónico están asociadas a mayor prevalencia de problemas de suelo pélvico (incontinencia fecal, evacuación dificultosa), considerándose el esfuerzo crónico para evacuar un factor de riesgo.
Las guías de salud intestinal y de fisioterapia recomiendan medidas para favorecer la evacuación sin necesidad de un esfuerzo excesivo, evitando los pujos excesivos crónicos: dieta rica en fibra, hidratación, postura adecuada, sincronización del acto y de la relajación de la musculatura del suelo pélvico, y evitar aguantarse las ganas de defecar.
Mito 4: para orinar más rápido hay que empujar y no pasa nada por hacerlo
Orinar “empujando”, es decir, hacer fuerza con la tripa, apretar o pujar, no debería ser necesario si la musculatura del suelo pélvico y la vejiga funcionan adecuadamente y si estamos manteniendo una buena postura.
Empujar afecta a la coordinación natural entre la contracción del músculo detrusor de la vejiga y la relajación del suelo pélvico, lo que puede inducir a problemas en la musculatura y/o en los mecanismos normales de vaciado de la vejiga. A largo plazo, este hábito puede debilitar el suelo pélvico, generar tensión muscular inapropiada y posiblemente contribuir a problemas como prolapso o problemas de vaciado de la vejiga.
Si necesitas empujar para vaciar la orina, puede indicarnos un problema de salud, como una obstrucción del flujo de la orina o una activación incorrecta del suelo pélvico, de forma que deberías acudir a un especialista médico primero. En caso de que lo hagas simplemente porque tienes prisa… ¡Deja de hacerlo, tu suelo pélvico te lo agradecerá!
Mito 5: el suelo pélvico solo importa tras una operación de próstata o tras el embarazo
El suelo pélvico tiene funciones importantes todo el tiempo, que hay que cuidar y mantener siempre, no solo cuando hay una “agresión grande” como un parto o cirugía. Si se espera hasta después de una cirugía, embarazo o parto para empezar a prestarle atención, se pierde la oportunidad de prevención, la cual aumenta las probabilidades de mejor recuperación y reducción del impacto de esas intervenciones.
Revisiones recientes muestran que el entrenamiento del suelo pélvico en hombres previo a la prostatectomía mejora la continencia urinaria postoperatoria, reduce la duración de la incontinencia tras la operación, y mejora calidad de vida. No es solo algo que se debería hacer después de la cirugía, si no que se debería realizar previamente para que toda la zona llegue a la operación en las mejores condiciones, lo cual aumentará las probabilidades de una mayor mejora y más rápida.
En mujeres, la evidencia muestra que programas preventivos (ejercicios, educación, hábitos) durante embarazo o inmediatamente después del parto reducen la incidencia/severidad de incontinencia urinaria y fecal, mejorando su recuperación. Además, la presencia de factores de riesgo (como tener varios partos, partos instrumentales) permite intervenir antes para reducir daños.
Estate atento/a a próximas publicaciones, ¡veremos más mitos!
Bibliografía:
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- Bø K, Talseth T, Holme I. Single blind, randomised controlled trial of pelvic floor exercises, electrical stimulation, vaginal cones, and no treatment in management of genuine stress incontinence in women. BMJ. 1999 Jan 2;318(7182):487-493. doi:10.1136/bmj.318.7182.487. PMID: 16301945. https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/16301945/
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- Shafik A, Shafik IA, El Sibai O, Shafik AA. Role of the levator ani muscle in micturition and its effect on the urethra: identification by electromyography and urodynamics. Urology. 2023; 176: 240-246. doi:10.1097/ju.0000000000003432. PMID: 37838661. https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/37838661/
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Autora: Estela Torralba de Lago. Fisioterapeuta especializada en Procesos de Salud de la Mujer y Salud Pélvica. CPFCM nº col. 17041
2 respuestas
¡Excelente artículo desmontando mitos tan comunes! Me ha resultado muy útil, especialmente la parte que aclara que los problemas de suelo pélvico no son exclusivos de las mujeres. Ya que habláis de la importancia de abordar la incontinencia desde la raíz y con un enfoque holístico, me ha venido a la mente un artículo que leí recientemente de una fisioterapeuta especializada. En él, se profundiza en la salud vesical desde una perspectiva integral, mencionando la importancia de la relajación del suelo pélvico y las técnicas de respiración, algo que complementa perfectamente lo que explicáis aquí sobre no empujar para orinar. ¿Qué opináis sobre su enfoque que va más allá de los Kegels? Lo leí aquí: https://suecroftphysiotherapist.com/your-guide-to-bladder-health-a-physiotherapist-s-perspective. ¡Gracias por compartir información tan valiosa!
¡Muchas gracias por tu comentario! Nos alegra muchísimo que te haya resultado útil y que destaques precisamente ese punto: el suelo pélvico no es solo “cosa de mujeres” y merece un abordaje completo e individualizado. Coincidimos totalmente con el enfoque del artículo que mencionas. La evidencia actual respalda que el trabajo del suelo pélvico va mucho más allá de los ejercicios “de kegel”: incluir la conciencia corporal, la respiración diafragmática, la relajación y la reeducación de hábitos miccionales y defecatorios es fundamental para restaurar la función y prevenir disfunciones. De hecho, precisamente por esto el término “ejercicios de kegel” está desfasado y en la literatura científica ya no se usa así. ¡Gracias por aportar y enriquecer la conversación! (Estela Torralba)