Yoga, cuidado del cuerpo y de su interior

La práctica de Yoga, desarrolla la conciencia a través del cuerpo, la respiración y la mente.

 

No podemos negar la importancia que actualmente tiene el cuidado del cuerpo y la imagen exterior de uno mismo. La idealización de lo que debemos ser, aparentar o sentir, crea, paradójicamente, una profunda desconexión con el cuerpo y esta es, sin duda, la mayor “dolencia” que sufrimos hoy en día. No hemos aprendido a mirar hacia dentro ni estamos preparados para reconocer y aceptar lo que encontramos, nosotros mismos. Así, el Yoga, aunque por supuesto modele, embellezca y llene de salud, alcanza otras dimensiones y persigue otros objetivos que, aunque no captes desde el principio, antes o después, te lleva a experimentar y abrazar un reencuentro contigo mismo. Esos  objetivos, se obtienen, especialmente, cuando se comienza a escuchar al propio cuerpo con respeto y sensibilidad, cuando se es capaz de observar los procesos de la mente con objetividad y desapego y cuando se aprende a vivir la vida desde la propia realidad interior. Así, una clase de Yoga, es una propuesta para conectar, a través del trabajo con el cuerpo, con la parte más profunda de ti mismo. Que se convierta, en menor o mayor grado, en una herramienta que te facilite vivir.

 

El despertar de la conciencia nos ofrece la posibilidad de vivir y gozar cada instante lo que nos acontece y se nos presenta. La práctica yóguica, pretende habilitarnos para vivir y gozar de la realidad, , de esto depende nuestro bienestar físico y mental.

En mis sesiones de Yoga, existen dos momentos esencialmente dedicados a la relajación y cuyos resultados notaremos en nuestro mundo moderno y real de todos los días; el inicio de la práctica o centrado, que nos pone en contacto con la respiración y la atención plena; y el final de la práctica, donde la respiración aparece más libre que nunca y el momento se convierte en una oportunidad inmensa de reencuentro con uno mismo.

 

Concibo el Yoga como una “herramienta” siempre abierta y en continua evolución. Así, tiene sus puertas abiertas A TODOS: quien se acerque a ella por motivos físicos, por motivos terapéuticos, por la relajación y respiración, por la mera curiosidad,… para ir poco a poco obteniendo una capacidad de escucha del propio cuerpo que genere un sutil contacto con las otras capas de su ser, un aumento de su sensibilidad, una agudización de la vista y el oído del corazón, niveles de comprensión importantes y una devolución, en definitiva, a la realidad para ver, investigar y experimentar el aquí y el ahora.

 

En las clases podrás encontrarte una práctica más potente o más suave, muy estática o más fluida, pero siempre respetuosa con tu cuerpo y características personales; considerando el nivel del alumno, su estado psicofísico, su capacidad y su proceso. Tendrás toda la empatía y pautas que necesites para que puedas practicar con seguridad y confianza.

 

A través de un Yoga de gran conciencia y precisión se te devolverán una serie de beneficios inmediatos y palpables: paz interior, quietud; desarrollo de la conciencia, la conexión con el momento presente; acondicionamiento cardiovascular; mejora de la circulación; control del peso; incremento de la fortaleza y resistencia; aumento de la flexibilidad; regulación del sistema nervioso endocrino; mejor respiración; alivio del dolor; reducción del estrés.

 

Aquí encontrarás todo el material necesario para tu práctica, solo necesitas traer ropa cómoda y calcetines para la relajación, aunque también te recomendamos el uso de tu propia esterilla.

 

¡Encantadísimos de escucharos en todas las dudas que pudierais tener!

 

Yoga para embarazadas

 

 

El Yoga para embarazadas, adecuándose siempre a lo que pida el cuerpo durante la práctica, ayuda a conocerse y aceptar los diferentes cambios físico y anímicos que se producen antes de la llegada del bebé. Se recomienda esperar al segundo trimestre si no se está acostumbrada a la práctica de Yoga, cuando el bebé y haya adquirido un desarrollo más avanzado. En cualquier caso, siempre de la mano de lo que prescriba tu médico.

 

Entre sus beneficios destaca el mantenerte en forma, mejorando la fuerza, la flexibilidad, el equilibrio y la circulación y que poco a poco vayas notando, cómo mejoran tus actividades cotidianas, como agacharte sin dificultad, por ponerte un ejemplo; aportar energía y bienestar, afrontando cada nueva etapa con serenidad e interiorizando el proceso para conocerte mejor a ti misma; combatir pequeños malestares del embarazo -molestias lumbares a medida que el vientre crece, piernas pesadas, manos, pies y tobillos hinchados por retención de líquidos, etc – mejorando la postura, ejercitando los músculos y facilitando la circulación; te enseña a relajarte, con énfasis en la respiración para el control de nuestro cuerpo y pudiendo ser muy útil para las contracciones y durante el parto; mejora la conexión entre la madre y el bebé, porque hacer Yoga embarazada no es hacerlo sola, tanto tú como el futuro bebé participáis de la clase y os dais un tiempo a solas, lejos de las preocupaciones y quehaceres diarios; clases en grupo y apoyo común pero que, si no se adaptan tus horarios, siempre podrás incorporarte a una clase al uso, donde encontrarás el mismo apoyo para seguir las clases y el máximo respeto a tu proceso

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