La pubalgia, también conocida como dolor de ingle (“groin pain´´ en inglés), es una afección frecuente entre deportistas, especialmente en el mundo del fútbol, aunque también suele darse en personas que practican atletismo, hockey, tenis o cualquier deporte que implique movimientos explosivos, cambios de dirección y alta exigencia en la zona del core y las extremidades inferiores.
En este artículo, te explicaremos en detalle qué es la pubalgia y sus tipos, sus causas, síntomas, tratamientos y las mejores estrategias para prevenir su aparición.

¿Qué es la pubalgia?
La pubalgia, también conocida como la “dolor de ingle”, “pubalgia del atleta” y “osteopatía dinámica del pubis” se trata de una lesión, como su nombre indica, que afecta a los deportistas que realizan actividades de forma rutinaria, especialmente a futbolistas. Además, es mucho más frecuente en hombres que en mujeres.
Existen diferentes tipos de pubalgia, dependiendo de dónde se localice la lesión:
- Pubalgia alta o de origen abdominal: Se debe a una debilidad o sobrecarga de los músculos abdominales, especialmente los rectos anteriores del abdomen.
- Pubalgia baja o de origen aductor: Se produce por una tensión excesiva en los músculos aductores del muslo.
- Pubalgia mixta: Es la combinación de los dos tipos anteriores y suele ser la más común en deportistas.

Causas y síntomas de la pubalgia
Los síntomas de la pubalgia van a variar en función de su origen y del contexto de cada persona. El síntoma principal es un dolor agudo, sordo y/o eléctrico en la ingle o el pubis, que puede extenderse hacia los aductores, la parte baja del abdomen o la cadera.
Este dolor aparece principalmente al realizar ciertos movimientos como correr, saltar o cambiar de dirección o bien aparece justo después del entrenamiento o la actividad física, aunque en casos más crónicos, el dolor puede llegar a ser continuo, impidiendo realizar movimientos simples y sin carga.
Hay numerosas causas en la pubalgia, y muchas se suelen dar a la vez. Las más comunes son el dolor inguinal relacionado con:
- Musculatura aductora (la principal)
- Musculatura abdominal
- Musculatura flexora de la cadera
- Articulación de la cadera
- Dolor referido lumbar
- Hernia en el canal inguinal
- Vísceras del sistema genitourinario
- Nervio iliohipogástrico o nervio ilioinguinal
El principal factor de riesgo de la pubalgia es la sobrecarga muscular y al sobreentrenamiento de los deportistas. Además, los movimientos repetidos y forzados favorecen la aparición de dicha patología, como ocurre en el caso de los futbolistas, donde los cambios de dirección a la hora de regatear, y los cambios de velocidad, desencadenan este tipo de lesión.
Igualmente, una incorrecta preparación previa del entrenamiento o el calentamiento favorecen la aparición de la pubalgia.
Otros factores de riesgo para el desarrollo de la pubalgia son un mal descanso o mala higiene del sueño, ya que los músculos se recuperan por la noche cuando dormimos, antecedentes de dolor inguinal y falta de fuerza abductora y/o aductora.
Diagnóstico y valoración de la pubalgia
El diagnóstico de la pubalgia suele realizarse mediante la historia clínica del paciente y una exploración física detallada. Solo en algunos casos pueden ser necesarias pruebas complementarias como ecografías, resonancias magnéticas o radiografías para descartar otras patologías.
La valoración de fisioterapia sirve principalmente para evaluar cuál es (o cuáles son) la estructura que está produciendo el dolor del paciente.
Esta comienza con la palpación, para ver si se reproduce el dolor del paciente, tanto la palpación de los aductores (incluso el tendón de los mismos, con su inserción en el pubis), flexores de cadera, pelvis, pubis y abdomen bajo.
Después se realizan los tests musculares, tanto con movimientos pasivos como activos. En estos se trata de ver si el test reproduce el dolor del paciente, además de comparar siempre con el lado contrario. Los músculos que se deben valorar son:
- Aductores: squeeze test (comprimir las piernas hacia dentro) con 0 grados de flexión de cadera, después con 45º de flexión y después con 90º. También se valora el rango de movimiento y de estiramiento de los aductores.
- Flexores de cadera: resistir la flexión de cadera a 0º y a 90º.
- Abdominales: resistir la contracción abdominal tanto con contracción al mismo tiempo de las caderas como sólo del abdomen, y pudiendo ser con las caderas extendidas o flexionadas a 45 o 90º.
También se deben hacer tests de cadera para ver si la articulación de la cadera está implicada, por ejemplo tests de rotación interna y externa de cadera, test de FADDIR y test de Faber, todos ellos para ver si se reproduce el dolor del paciente.

Tratamiento de la pubalgia
El manejo de la pubalgia es complejo, pero requerirá una buena valoración para ver por qué aparece el dolor y cuál o cuáles son las estructuras lo producen.
Es superimportante la individualización basándonos en los objetivos del paciente, las expectativas, el contexto y las causas del dolor (aductores, flexores de cadera, pubis, canal inguinal…).
Los estudios demuestran que la primera línea de tratamiento debe de ser conservadora (salvo en casos muy aislados), y solo en caso de que esta fallara, entonces se puede recurrir al tratamiento quirúrgico.
Este tratamiento conservador ha de ser principalmente activo, con trabajo de fuerza de aductores, abductores y tronco, además de ejercicios de equilibrio, coordinación y pliometría (por ejemplo, saltos o cambios de dirección).
Por ejemplo, en este estudio se comparó el tratamiento activo con el pasivo en atletas, sobre todo jugadores de fútbol. Un grupo realizó ejercicios de fuerza, coordinación y equilibrio, mientras que el otro recibió tratamientos de camilla (masaje, láser, TENS). En el primer grupo el 80% de los atletas fue capaz de regresar a su deporte, al mismo nivel de rendimiento, sin dolor inguinal. En cambio, en el grupo convencional solo el 14% logró regresar con buen rendimiento y sin nada de dolor.
Eso demuestra que el tratamiento activo se muestra superior al pasivo en deportistas, siendo la meta volver al mismo deporte y con rendimiento similar.
Eso no significa que el masaje y las terapias pasivas no sean útiles en la pubagia, sólo que sirven a corto plazo para aliviar el dolor pero aplicando de forma simultanea terapia activa basada principalmente en ejercicio terapéutico.
Por lo tanto, el tratamiento de la pubalgia se basa en una combinación de:
- Terapias pasivas: Terapia manual para relajar la musculatura afectada y generar alivio, electroterapia, diatermia, etc.
- Ejercicio terapéutico: Ejercicios de movilidad de cadera y pelvis, de fuerza de core, abductores, glúteos, etc., de pliometría, etc. Normalmente los jugadores con pubalgia presentan fundamentalmente falta de fuerza en los aductores por lo que será importante centrarse en el aumento progresivo de la fuerza de esta musculatura en muchos de los casos.
- Educación terapéutica: es muy importante que el paciente siempre entienda qué le ocurre y cómo debe gestionar adecuadamente las cargas. En atletas muchas veces es complicado bajar la carga de entrenamiento pero el lesionado tiene que entender y ser consciente de la importancia de parar cuando es necesario o, al menos, disminuir un poco la intensidad para no agravar más la lesión.
- Reeducación funcional y vuelta al deporte: la última fase del tratamiento incluye programas de readaptación progresiva que incluyan movimientos específicos del deporte practicado, con entrenamiento de técnica y biomecánica para evitar recaídas. Además, será necesaria una correcta planificación de la carga de entrenamiento.
Algunos ejemplos de ejercicios para fortalecer aductores, entre muchos, yendo de más fácil a más difícil son:
- Puente glúteo apretando pelota:

- Elevación de la pierna de abajo:

- Aducción con banda elástica o polea:

- Sentadilla sumo:

- Plancha de Copenhague con todas sus variantes:

En conclusión, la pubalgia es una afección frecuente que puede limitar la actividad deportiva y la calidad de vida si no se trata adecuadamente. Su manejo es complejo y requiere de una buena valoración y exploración física para ver cuál es la estructura implicada y así poder hacer un buen razonamiento clínico de cara al tratamiento.
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Autora: Paula del Toro (Fisioterapeuta)