Las rodillas son una de las articulaciones más importantes y complejas del cuerpo humano. No solo soportan nuestro peso, sino que también nos permiten caminar, correr, saltar y realizar infinidad de movimientos y actividades. Sin embargo, a pesar de su importancia, existen muchas ideas erróneas sobre su cuidado y su salud. Estos mitos, en algunos casos, pueden llevar a decisiones que empeoran los problemas o incluso generan nuevas lesiones. En este artículo, desmentiremos los 10 grandes mitos sobre la salud de tus rodillas y te daremos la información adecuada para cuidarlas correctamente.
MITOS Y REALIDADES SOBRE LA SALUD DE TUS RODILLAS
Mito 1: La artrosis de rodilla siempre es dolorosa
Realidad: La artrosis de rodilla es una condición degenerativa que implica el desgaste del cartílago articular, pero no siempre provoca dolor. Muchas personas con artrosis avanzada pueden ser asintomáticas, mientras que otras con grados leves pueden experimentar dolor intenso. Esto depende de factores como el nivel inflamación, las capacidades físicas y hábitos de vida de la persona, la percepción individual del dolor y muchos otros factores. Mantenerse activo y fortalecer los músculos que rodean la rodilla puede reducir la sintomatología de la artrosis y mejorar la calidad de vida.

Mito 2: No se deben sobrepasar las rodillas más allá de la punta de los dedos de los pies al hacer sentadillas
Realidad: Esta idea se popularizó como una regla imprescindible en la técnica de sentadillas, pero no es universalmente aplicable. Que las rodillas sobrepasen los dedos de los pies no es problemático por sí mismo, siempre que el movimiento sea controlado y no haya dolor.
Además, si nos fijamos en deportistas como los levantadores de pesas olímpicos, estos frecuentemente realizan sentadillas profundas con grandes cargas y en las que las rodillas sobrepasan completamente la punta de los pies. Realizar la sentadilla de esta manera es más eficiente a la hora de cargar grandes pesos por lo que la mayoría de atletas que levantan grandes cargas hacen sentadillas profundas donde la rodilla se hiperflexiona y, habitualmente, sobrepasa la punta de los dedos de los pies.
De hecho, muchos estudios sugieren que limitar innecesariamente el avance de las rodillas puede generar tensiones excesivas en otras estructuras, como las caderas o la región lumbar. La clave está en la personalización del movimiento según la anatomía y las necesidades individuales, además de una progresión adecuada en la carga y la técnica.

Mito 3: Subir y bajar escaleras desgasta las rodillas
Realidad: Las rodillas no se “desgastan” por usar escaleras; al contrario, el uso adecuado y el movimiento son esenciales para su salud. Las rodillas están diseñadas para soportar cargas y movimientos repetitivos gracias a su estructura, que incluye cartílago, meniscos, ligamentos y músculos. Por un lado, el cartílago articular está diseñado para absorber impactos y distribuir las cargas. Aunque no tiene el mismo nivel de regeneración que otros tejidos, el movimiento y la carga moderada estimulan la circulación del líquido sinovial, que nutre el cartílago. Además, subir y bajar escaleras puede fortalecer los músculos que estabilizan la rodilla, como el cuádriceps y los isquiotibiales, reduciendo el estrés directo en la articulación.
Por otro lado, la artrosis, el desgaste patológico del cartílago, tiene factores de riesgo como la obesidad, lesiones previas, genética y sobrecarga excesiva o mal controlada, pero no está causada por actividades normales como caminar o subir y bajar escaleras.

Mito 4: El ejercicio de impacto, como correr o saltar, es lesivo para las rodillas
Realidad: Es un error pensar que el impacto es intrínsecamente lesivo para las rodillas. El impacto, en realidad, puede ser beneficioso si se introduce de manera progresiva y controlada. Actividades como correr, saltar o realizar ejercicios pliométricos fortalecen no solo los músculos que rodean la articulación, sino también los tejidos conectivos como tendones y ligamentos. Además, estas actividades estimulan la regeneración del cartílago y aumentan la densidad ósea, lo que previene condiciones como la osteoporosis.
Por supuesto, el impacto puede ser problemático si se realizan movimientos bruscos sin técnica adecuada, si existe una lesión preexistente o si la persona tiene sobrepeso significativo. Sin embargo, con una progresión adecuada, calzado apropiado y fortalecimiento previo, el impacto no solo es seguro, sino también esencial para mejorar la funcionalidad articular y reducir el riesgo de lesiones a largo plazo.

Mito 5: El reposo absoluto es necesario en la mayoría de las lesiones de la rodilla
Realidad: Aunque el reposo puede ser útil en la fase aguda de ciertas lesiones graves, el reposo absoluto prolongado suele ser contraproducente. La inactividad debilita los músculos, reduce la movilidad y retrasa la recuperación. En la mayoría de los casos, es preferible un enfoque de reposo relativo, donde se eviten actividades dolorosas, pero se mantenga el movimiento y se incorpore ejercicio terapéutico bajo supervisión profesional. La terapia activa es imprescindible en la gran mayoría de lesiones de rodilla y se debe incorporar cuanto antes en la rehabilitación.

Mito 6: Los dolores de rodilla se dan fundamentalmente en personas mayores
Realidad: Si bien las personas mayores tienen mayor prevalencia de condiciones como la artrosis, el dolor de rodilla afecta a todas las edades. En los jóvenes, es común debido a lesiones deportivas, aunque también pueden ocurrir en sedentarios. La prevención a través de una buena condición física y técnicas adecuadas en el deporte es esencial para evitar problemas a largo plazo.

Mito 7: La cirugía es la única opción de tratamiento para el desgaste de rodilla
Realidad: Aunque la cirugía puede ser necesaria en casos avanzados, no es la única opción ni mucho menos. De hecho, en los últimos años, se intenta evitar al máximo operar las rodillas porque se ha visto que con una buena rehabilitación de fisioterapia se puede recuperar bien y sin recidivas. Estas terapias no quirúrgicas se basan fundamentalmente en ejercicio terapéutico adaptado y progresivo, aunque algunos tratamientos médicos (como inyecciones de ácido hialurónico o plasma rico en plaquetas) también pueden mejorar significativamente la calidad de vida y retrasar o evitar la necesidad de cirugía.

Mito 8: Los chasquidos en las rodillas siempre implican lesión o patología
Realidad: Los chasquidos o crujidos en las rodillas (crepitaciones) son comunes y generalmente inofensivos. Suelen deberse a burbujas de gas en el líquido sinovial o al roce normal entre estructuras de la articulación. Si los chasquidos no están acompañados de dolor o inflamación, no son motivo de preocupación. Sin embargo, si hay síntomas asociados, es importante buscar atención médica.

Mito 9: La artrosis de rodilla es inevitable y solo puede ser tratada con medicamentos o cirugía
Realidad: Aunque la artrosis de rodilla es más común con la edad, no es inevitable. Factores como el sobrepeso, lesiones previas y la inactividad contribuyen a su desarrollo, pero pueden ser controlados. La prevención incluye una vida activa, el fortalecimiento muscular y una alimentación equilibrada. Además, las terapias no farmacológicas, como la fisioterapia, tienen un rol fundamental en el manejo.

Mito 10: Si tienes problemas de rodillas, debes evitar el ejercicio por completo
Realidad: El movimiento y el ejercicio adecuado son fundamentales para la recuperación y la salud articular. Evitar el ejercicio puede debilitar los músculos que estabilizan la rodilla, aumentar la rigidez y empeorar el dolor a largo plazo. El ejercicio de fuerza controlado y progresivo ayuda a reducir la carga en la articulación de la rodilla y a mejorar su funcionalidad. Además, el movimiento estimula la producción de líquido sinovial, que nutre el cartílago y reduce la fricción dentro de la articulación.
Lo importante es adaptar el tipo e intensidad del ejercicio a la condición de cada persona, preferiblemente bajo la guía de un sanitario, como un fisioterapeuta.

Cuidar la salud de las rodillas requiere desterrar mitos y basarse en evidencia científica. Mantenerse activo, fortalecer los músculos que las rodean y buscar información de fuentes confiables son pilares fundamentales para preservar su funcionalidad. Consulta siempre con profesionales de la salud ante dudas o molestias y evita decisiones basadas en creencias populares. Tus rodillas te lo agradecerán a lo largo de la vida.
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Autora: Paula del Toro (Fisioterapeuta)