La inestabilidad crónica de tobillo es una afección común que afecta a una gran parte de la población, especialmente a aquellos que han sufrido uno o varios esguinces u otras lesiones previas en esta articulación. En este artículo vamos a profundizar en qué es la inestabilidad crónica de tobillo, sus causas y factores de riesgo, síntomas y diagnóstico y cómo la fisioterapia puede ser la solución clave para su tratamiento y prevención.

¿Qué es la inestabilidad crónica de tobillo?
La inestabilidad crónica de tobillo se refiere a la tendencia del tobillo a «fallar» o torcerse repetidamente, incluso con movimientos mínimos. Esta condición ocurre generalmente como resultado de una lesión mal curada o no tratada adecuadamente, como un esguince de tobillo.
En lugar de sanar correctamente, los ligamentos y estructuras estabilizadoras del tobillo pueden quedar debilitados, lo que provoca una sensación de inestabilidad o falta de control al caminar, correr o realizar actividades deportivas.
Este estado de inestabilidad recurrente puede derivar en dolor crónico, dificultades para la actividad física y un mayor riesgo de sufrir nuevas lesiones.
En la gran mayoría de casos, la inestabilidad crónica de tobillo está relacionada con daño previo en los ligamentos laterales del tobillo, que son los que proporcionan soporte y estabilidad a esta articulación, debido a un esguince de estos.
Causas de la inestabilidad cronica de tobillo y factores de riesgo
Las principales causas de la inestabilidad crónica de tobillo son las siguientes, pudiéndose dar ambas condiciones y, por lo tanto, aumentando el riesgo de sufrir inestabilidad crónica:
1. Esguince(s) mal tratado(s)
El esguince de tobillo es una lesión en los ligamentos, las estructuras que conectan los huesos del tobillo y proporcionan estabilidad. Si un esguince no se trata o se gestiona adecuadamente, o si el tiempo de rehabilitación es insuficiente, los ligamentos pueden quedar debilitados, lo que aumenta la probabilidad de sufrir un nuevo esguince o una sensación constante de inestabilidad.
2. Repetición de lesiones
Una distorsión de tobillo recidivante, es decir, que se denmúltiples esguinces en el mismo tobillo incrementa el riesgo de desarrollar inestabilidad crónica debido a que se ponen en marcha los mecanismos de curación una y otra vez. Cada vez que se produce una lesión, los ligamentos pueden perder más fuerza y elasticidad, lo que compromete su capacidad para mantener el tobillo en una posición estable.
En sí misma, la inestabilidad crónica de tobillo también produce como consecuencia más distorsiones de tobillo, por lo que existe una relación bidireccional.
Además, existen algunos factores que, a su vez, pueden aumentar el riesgo de las dos situaciones anteriores:
3. Mala propiocepción
La propiocepción es la capacidad del cuerpo para percibir la posición y el movimiento de las articulaciones. Después de un esguince, la propiocepción del tobillo puede verse afectada, lo que dificulta que el cuerpo responda adecuadamente a movimientos o cambios de terreno, incrementando el riesgo de nuevas lesiones.
4. Debilidad muscular
La falta de fuerza en los músculos que rodean y soportan el tobillo, como los músculos peroneos y los de la pantorrilla, puede contribuir significativamente a la inestabilidad. Un tobillo fuerte es crucial para prevenir la aparición de nuevos esguinces.
5. Alteraciones en la mecánica del pie
Algunos factores biomecánicos del pie como el pie plano, anomalías óseas del complejo tibiotarsiano o una movilidad de tobillo limitada en dorsiflexión pueden generar una mayor tensión en los ligamentos del tobillo y, por lo tanto, aumentar el riesgo de inestabilidad crónica.
6. Factores genéticos
Algunas personas pueden tener una predisposición genética a sufrir esguinces de tobillo recurrentes debido a una mayor laxitud en sus ligamentos. Un ejemplo son las personas que tienen hiperlaxitud generalizada.
7. Deportes de alto impacto
Actividades deportivas como el baloncesto, el fútbol o el atletismo implican movimientos rápidos, saltos y cambios de dirección que pueden aumentar el riesgo de sufrir esguinces de tobillo y, por lo tanto, de desarrollar inestabilidad.
Síntomas y diagnóstico de la inestabilidad crónica de tobillo
El diagnóstico de la inestabilidad crónica de tobillo es en la gran mayoría de los casos clínico, en base a la historia clínica (historia detallada de las lesiones previas, síntomas, que agrava y que mejora los síntomas, etc) y la exploración física, donde se usan pruebas funcionales para evaluar la estabilidad del tobillo y su capacidad para soportar carga en distintas actividades y movimientos. En pocos casos, se puede complementar con resonancia magnética o radiografía para descartar otras lesiones y/o evaluar el daño en los ligamentos.
Los síntomas de la inestabilidad crónica de tobillo varían en función de la gravedad de la condición, pero algunos de los más comunes incluyen:
1. Sensación subjetiva de inestabilidad
Las personas con esta afección suelen describir la sensación de que el tobillo «cede» o «falla» repentinamente, especialmente al caminar sobre superficies irregulares o al realizar actividades deportivas.
2. Dolor recurrente
Es habitual tener un dolor localizado en la parte externa del tobillo, dependiente de la carga, es decir que incrementa con la actividad física o al ponerse de pie tras periodos prolongados de inactividad y en algunos casos también puede aumentar con el movimiento del tobillo sin carga.
3. Inflamación
Puede haber una hinchazón ligera o moderada en el tobillo, especialmente después de realizar actividad física.
4. Movimientos limitados
La rigidez en el tobillo y la pérdida de rango de movimiento son síntomas comunes, especialmente después de repetidos esguinces, además de la pérdida de fuerza y de función, incluyendo problemas de equilibrio.
5. Torceduras frecuentes
Uno de los signos más característicos es la frecuente torcedura del tobillo al caminar o realizar actividades sencillas, lo que genera episodios recurrentes de esguinces.

Tratamiento de Fisioterapia y prevención
La fisioterapia es la base del tratamiento para la inestabilidad crónica de tobillo, y siempre debe priorizarse el tratamiento conservador sobre el quirúrgico. En Clínica Rozalén, nuestro enfoque se centra en un plan de rehabilitación integral que aborde tanto la causa subyacente como los síntomas, con el objetivo de restablecer la estabilidad del tobillo y prevenir futuras lesiones. Este, como la gran mayoría de lesiones musculoesqueléticas, estará basado fundamentalmente en tres pilares:
- Educación terapéutica
Será fundamental educar a los pacientesen cuanto a la lesión, incluyendo el pronóstico, la causa y el origen del problema, además de educar sobre la importancia del ejercicio tanto para el tratamiento como para la prevención de la lesión.
Un componente clave de la rehabilitación es el fortalecimiento de los músculos que rodean el tobillo. Los ejercicios de fortalecimiento para los músculos peroneos, gemelos, tibial posterior y la musculatura intrínseca del pie mejoran la estabilidad y evitan nuevos esguinces.
Además, se ha de hacer una reeducación propioceptiva, dado que la propiocepción puede verse afectada después de un esguince. Ejercicios de equilibrio tanto en superficies estables como inestables (bosu, colchonetas) ayudan a mejorar la capacidad del cuerpo para percibir la posición del tobillo y reaccionar adecuadamente a los cambios.
Por último,es fundamental que el tratamiento incluya ejercicios que simulen las actividades que el paciente realiza en su vida diaria o en su deporte. De este modo, se entrena al cuerpo para gestionar correctamente los movimientos que implican el uso del tobillo de forma segura.
- Terapia manual
Las técnicas de movilización de tobillo y el masaje pueden ser útiles para mejorar la movilidad del tobillo y reducir la rigidez que, además, facilitan la circulación y ayudan a aliviar el dolor.
En algunos casos, el uso de vendajes funcionales o tobilleras puede ayudar a estabilizar el tobillo mientras se recupera y durante la actividad física, reduciendo el riesgo de nuevas lesiones.
En cuanto a su prevención una vez tratado el problema, lo principal será el fortalecimiento continuado del tobillo, exponiéndolo a todo tipo de movimientos y cargas, tanto con impacto como sin él para que este esté adaptado a todo tipo de situaciones y así prevenir futuros esguinces. Además, conviene hacer algún día de la semana ejercicios de equilibrio y propiocepción de tobillo para aumentar la estabilidad del mismo.
En el caso de que practiques algún deporte que implique impacto (correr, fútbol, baloncesto, etc) es importante que uses calzado adecuado para ese deporte, utilizando zapatos que brinden buen soporte al pie.

En Clínica Rozalén contamos con un equipo de fisioterapeutas que pueden ayudarte si sospechas que puedas estar sufriendo de inestabilidad de tobillo o si has experimentado esguinces repetidos por lo que, si este es tu caso no dudes en consultarnos para una evaluación profesional y personalizada.
Autora: Paula del Toro (Fisioterapeuta)
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