La periostitis tibial es un problema frecuente que ocurre con la práctica de ejercicio, sobre todo en corredores, tanto durante como después de correr. Esta lesión hace referencia al dolor en el extremo interno de la tibia, coloquialmente llamada «espinilla». En este artículo de blog te contamos qué es la periostitis tibial, sus causas más habituales, síntomas y su tratamiento desde la fisioterapia.
¿Qué es la periostitis tibial y por qué se produce?
La periostitis tibial, también conocida como «shin splints», es una condición común que causa dolor en la parte inferior de la pierna, generalmente en la cara interna de la tibia. Afecta principalmente a corredores y atletas, pero también puede presentarse en personas que realizan actividades que implican impacto repetitivo, como caminar rápido, correr o saltar.
La periostitis tibial se produce por una inflamación del periostio, la membrana que recubre el hueso de la tibia, de hecho, también se conoce como síndrome de estrés tibial medial.
La causa de la periostitis tibial no está completamente clara, pero se cree que se debe a una combinación de factores que producen un estrés excesivo sobre la tibia por la repetición de la actividad.
Existen varios factores de riesgo que pueden aumentar la probabilidad de desarrollar periostitis tibial, entre ellos:
- Aumento repentino de la actividad,ya sea en cuanto a intensidad, duración o la frecuencia de la actividad física. Por ejemplo, un aumento en la cantidad de días que se va a correr a la semana o bien correr mayores distancias o en cuestas de forma repentina.
- Calzado inadecuado o desgastado que no proporcione suficiente soporte o amortiguación.
- Pie pronador. Consiste en una pisada que lleva a pisar con la parte interna del pie y sobrecargar más por lo tanto esa parte de la tibia.
- Correr o caminar en superficies duras durante largas distancias.
- Falta de descanso y sobreentrenamiento que produzca un estrés excesivo en la tibia y en la musculatura de alrededor.
- Biomecánica deficiente, por unatécnica de carrera incorrecta.
Los atletas que han aumentado o modificado sus programas de entrenamiento son más propensos a esta patología, o bien aquellos que no calientan adecuadamente. De esta forma, los músculos, tendones y tejidos óseos trabajan demasiado como resultado del aumento del ejercicio. Para un deportista, este tipo de lesión puede alterar su rendimiento y todas sus actividades.
Síntomas
Los síntomas de la periostitis tibial suelen aparecer gradualmente y empeoran con la actividad. El síntoma más frecuente es el dolor a lo largo del borde de la tibia (generalmente en la cara interna). Los síntomas más habituales son:
- Dolor en la parte inferior de la pierna, generalmente en la cara interna de la tibia, donde los músculos se pegan al hueso. Este puede ser agudo y similar a una navaja o bien sordo y punzante.
- Sensibilidad al tacto en la zona afectada.
- Hinchazón leve y enrojecimiento en la zona dolorida en algunos casos.
- Dolor que empeora al correr o caminar.
- Dificultad para flexionar el tobillo.
La periostitis tibial se encuentra entre una de las patologías por sobreuso más frecuentes de la zona de la pierna desde la rodilla hacia el pie, incluyendo también la tendinopatía del tendón de Aquiles, síndrome de fricción del tracto iliotibial, bursitis retrocalcánea, fracturas por estrés, fascitis plantar, metatarsalgia, enfermedad de Osgood-Schlatter, etc.
Tratamiento de fisioterapia para periostitis
El tratamiento de fisioterapia para la periostitis tibial se centra en reducir la inflamación y el dolor y en mejorar la función de la parte inferior de la pierna. El fisioterapeuta puede utilizar una variedad de herramientas terapéuticas, incluyendo:
- Modificación de la actividad: Debido a que la periostitis tibial suele producirse por la sobrecarga mantenida sobre la tibia y sus estructuras de alrededor, el tratamiento habitual implica varias semanas de descanso de la actividad que provocó el dolor. Se pueden sustituir los tipos de actividad aeróbica de menor impacto durante la recuperación, como nadar, caminar o ir en bici. En algunos casos más leves si que se puede continuar con la actividad deportiva, pero bajando la intensidad o la carga.
- Técnicas para reducir la inflamación: Incluyendo la aplicación de hielo en la zona afectada durante varios minutos al día o usar una venda elástica o una manga de compresión para ayudar a reducir la hinchazón.
- Ejercicios de estiramiento y fortalecimiento: Se puede realizar desde el principio ejercicio terapéutico para mejorar la flexibilidad y la fuerza de los músculos de la parte inferior de la pierna, además de aliviar el dolor.
- Cambio de calzado: El uso de zapato cómodo en las actividades diarias e incluso en las actividades que generaron la lesión podría ayudar a disminuir los síntomas.
- Terapia manual: El fisioterapeuta puede utilizar técnicas de terapia manual, como masajes y manipulaciones, para aliviar el dolor y mejorar la movilidad de la articulación del tobillo.
- Reanudación del ejercicio de forma progresiva: La periostitis tibial suele solucionarse con reposo relativo y con los tratamientos sencillos que se describieron anteriormente. Antes de volver a hacer ejercicio, la persona debe haber estado sin dolor por al menos un par semanas para así volver a la actividad deportiva de forma gradual, empezando con una intensidad más baja y subiendo poco a poco para que la zona afectada se vaya adaptando.
¿Cómo se puede prevenir esta patología?
A pesar de que no se conoce la causa exacta de la periostitis tibial, sí que existen algunos factores que pueden prevenir su aparición:
- Fortalecer la musculatura de la zona y, en general, de toda la pierna.
- Realizar ejercicios en apoyo unipodal, es decir, a la pata coja, con el fin de trabajar la fuerza y la estabilidad del tobillo.
- Hacer una buena elección del calzado, usando zapatos deportivos cómodos y adecuados para la actividad deportiva que se vaya a realizar. Deben ser de tu talla, con suficiente amortiguación, que no estén desgastados y, en caso de ser necesario, usa plantillas que se adapten a tu tipo de pisada.
- Tener una buena condición física ANTES de ir a correr. Si no sueles hacer ejercicio siempre se recomienda desarrollar tu nivel de aptitud física poco a poco y realizando ejercicios de fuerza y aeróbicos más suaves antes que empezar a ir a correr. Incrementa la duración, la intensidad y la frecuencia de tu rutina de ejercicios y también a la hora de salir a correr poco a poco. No pretendas empezar muy rápido ni corriendo largas distancias ya que el riesgo de periostitis tibial (y de otras lesiones) puede aumentar de manera importante.
- Mejora la técnica de carrera y evitar el sobreentrenamiento. En el caso de que seas corredor, puede ser necesario cambiar o mejorar tu técnica de carrera para prevenir esta lesión. Esto no sólo incluye la biomecánica de carrera, si no también el hecho de gestionar bien la intensidad, el número de kilómetros que se hagan, el ritmo, etc. De esta forma, debes evitar el sobreentrenamiento, controlando bien la frecuencia y la carga de entrenamiento, tomando los descansos necesarios. Debe de existir una buena progresión tanto en el tiempo de ejercicio como en el número de kilómetros totales que se hagan.
Autora: Paula del Toro (fisioterapeuta)
Bibliografía
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