¿Cómo ayuda la fisioterapia en la Artritis Reumatoide?

La artritis reumatoide (AR) es una enfermedad crónica y autoinmune que afecta las articulaciones, causando dolor, inflamación y, con el tiempo, daño a las estructuras articulares. A pesar de que es más común en personas mayores, puede desarrollarse a cualquier edad, y su impacto en la calidad de vida es significativo. En este artículo, abordaremos qué es la artritis, sus diferentes tipos, los síntomas, el diagnóstico y, lo más importante, el tratamiento médico y fisioterapéutico de la artritis reumatoide.

¿Qué es la artritis?

La artritis es un término general que hace referencia a la inflamación de las articulaciones. Puede ser una condición temporal o crónica, y afecta a las personas de diferentes maneras. La inflamación en las articulaciones puede causar dolor, hinchazón, rigidez y dificultad para mover las partes afectadas del cuerpo.

Existen diversos tipos de artritis, pero en este artículo nos centraremos especialmente en la artritis reumatoide, que es una de las formas más comunes y discapacitantes de artritis inflamatoria.

Artritis reumatoide

¿Qué es la artritis reumatoide?

La artritis reumatoide es una enfermedad autoinmune crónica que se caracteriza por la inflamación o daño persistente de las articulaciones, donde el sistema inmunológico del cuerpo ataca por error las membranas sinoviales, que son las capas delgadas de tejido que recubren las articulaciones. Este ataque provoca hinchazón, rigidez y dolor en las articulaciones, y con el tiempo, si no se trata adecuadamente, puede conducir a daño irreversible en las articulaciones.

Esta inflamación puede afectar no solo las articulaciones, sino también órganos internos y otros sistemas del cuerpo.

Aunque puede afectar a cualquier articulación, las manos, muñecas, rodillas y pies son las áreas más comúnmente implicadas. Además, es más frecuente en mujeres que en hombres, y generalmente se diagnostica entre los 30 y los 60 años, aunque también puede presentarse en personas más jóvenes.

Mano artritis reumatoide

Síntomas y diagnóstico de la artritis reumatoide

Los síntomas de la AR pueden variar de una persona a otra, pero los más comunes incluyen:

  1. Dolor en las articulaciones: Generalmente, las articulaciones afectadas por la AR están calientes, inflamadas y dolorosas, lo que genera dificultad para realizar movimientos cotidianos.
  2. Rigidez articular: La rigidez, especialmente por la mañana al despertar, es uno de los principales signos de la enfermedad. La rigidez matutina puede durar más de una hora, dificultando el movimiento normal.
  3. Hinchazón en las articulaciones: La inflamación de las articulaciones, en especial en los dedos de las manos y pies, es otra manifestación común de la AR.
  4. Fatiga: Las personas con artritis reumatoide a menudo experimentan fatiga generalizada debido a la inflamación crónica y la respuesta inmunitaria del cuerpo.
  5. Pérdida de función: A medida que la enfermedad progresa, las personas pueden perder la capacidad de mover las articulaciones de manera normal, lo que limita su independencia y calidad de vida.
  6. Síntomas sistémicos: En algunos casos, la artritis reumatoide puede afectar a otros órganos, como los pulmones, el corazón y los ojos, lo que puede resultar en complicaciones graves.

El diagnóstico de la AR se realiza a través de una combinación de factores clínicos, análisis de sangre y estudios de imágenes. Algunos de los métodos utilizados incluyen:

  1. Evaluación clínica: El médico realizará un examen físico para observar signos de inflamación, dolor y rigidez en las articulaciones, además de evaluar la historia médica del paciente.
  2. Análisis de sangre: Se realizan análisis para detectar la presencia de anticuerpos específicos que están frecuentemente elevados en personas con AR.
  3. Pruebas de imagen: Radiografías, ecografías y resonancias magnéticas pueden ser utilizadas para evaluar el daño en las articulaciones y la extensión de la inflamación.

La AR se suele confundir mucho con la artrosis. Las principales diferencias entre la artritis reumatoide y la artrosis son las siguientes:

ARTROSISARTRITIS
Diferencias artritis y artrosis

Tratamiento médico de la artritis reumatoide

El tratamiento de la artritis reumatoide tiene como objetivo reducir la inflamación, aliviar el dolor y mejorar y conservar la función articular. Los tratamientos médicos más usados en la AR son:

  • Medicamentos: incluyendo antiinflamatorios no esteroides (AINEs), que ayudan a reducir el dolor y la inflamación, fármacos antirreumáticos modificadores de la enfermedad (ralentizan el progreso de la enfermedad), los medicamentos biológicos (ayudan a controlar la inflamación y el daño articular en pacientes con artritis reumatoide avanzada) y los corticosteroides que, en algunos casos, se utilizan para reducir la inflamación rápidamente, aunque se deben usar con precaución debido a los efectos secundarios a largo plazo.
  • Cirugía: En casos graves, cuando los tratamientos farmacológicos no son suficientes, se pueden realizar procedimientos quirúrgicos para reparar o reemplazar las articulaciones dañadas, con una prótesis.

Fisioterapia en la artritis reumatoide

La fisioterapia juega un papel crucial en el tratamiento de la artritis reumatoide. Si bien los medicamentos son fundamentales para controlar la inflamación y prevenir el daño articular, la fisioterapia ayuda a mejorar la movilidad, fortalecer los músculos y mantener una buena función articular. Las intervenciones fisioterapéuticas más importantes en el tratamiento de la artritis reumatoide incluyen:

  1. Ejercicio Terapéutico

El ejercicio es uno de los pilares fundamentales en el tratamiento fisioterapéutico de la artritis reumatoide. Aunque pueda parecer contraproducente debido al dolor articular, el ejercicio adecuado tiene múltiples beneficios, tales como:

  • Mejora la flexibilidad: Los ejercicios de estiramiento pueden ayudar a mantener o aumentar el rango de movimiento de las articulaciones afectadas.
  • Fortalecimiento muscular: Los músculos fuertes pueden ayudar a aliviar la carga en las articulaciones, reduciendo el dolor y la fatiga.
  • Mejora de la resistencia: El ejercicio aeróbico, como caminar o nadar, mejora la circulación y la resistencia general del cuerpo, lo que ayuda a reducir la fatiga asociada con la AR.

Es fundamental que los ejercicios sean supervisados, al menos al principio, por un fisioterapeuta para evitar sobrecargar las articulaciones y prevenir lesiones.

2. Educación terapéutica

La educación terapéutica en pacientes con artritis reumatoide es clave para mejorar su calidad de vida. Ayuda a que comprendan su patología, incluyendo las causas, síntomas y progresión, lo que les permite tomar decisiones informadas sobre su cuidado. Al aprender a gestionar los brotes de dolor mediante técnicas como la relajación, ejercicios adecuados y ajustes en su rutina, los pacientes reducen el miedo, la incertidumbre y el estrés que pueden agravar la enfermedad. Esto fortalece su autonomía, fomenta la adherencia al tratamiento y mejora su bienestar emocional, creando una sensación de control frente a la enfermedad.

3. Terapia manual y electroterapia

La terapia manual incluye técnicas como masajes, movilizaciones articulares y manipulaciones, que pueden ayudar a reducir el dolor y la rigidez. Estas técnicas son útiles para mejorar el movimiento de las articulaciones afectadas y aliviar el dolor a corto plazo. Además, el uso de calor o frío terapéutico puede ser beneficioso para aliviar el dolor y la inflamación.

Además, la electroterapia puede aliviar los síntomas de la artritis reumatoide al reducir el dolor, disminuir la inflamación y mejorar la circulación, con técnicas como la estimulación eléctrica transcutánea (TENS), el ultrasonido o la diatermia, entre otras.

En conclusión,la artritis reumatoide es una enfermedad compleja que afecta tanto a las articulaciones como a la calidad de vida de los pacientes. Si bien no existe una cura para la AR, el tratamiento médico adecuado, combinado con una intervención fisioterapéutica específica, puede mejorar significativamente la movilidad y la función articular, reducir el dolor y prevenir el daño. A través de una combinación de ejercicio, terapia manual y educación, la fisioterapia desempeña un papel esencial en el manejo de esta enfermedad, ayudando a los pacientes a mantener su independencia y mejorar su bienestar general.

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Autora: Paula del Toro (Fisioterapeuta)

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